viernes, 18 de junio de 2010

Premios y Castigos al Caballo

El sistema de premios y castigos es el más comúnmente utilizado, no sólo para el adiestramiento de caballos, sino también para el de otros muchos animales. Se basa en asociar a determinados comportamientos unas sensaciones agradables y a otros sensaciones desagradables, que a la larga motivarán al animal a hacer o a dejar de hacer unas y otras.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que un caballo puede aceptar un castigo si entiende su por qué; pero nunca lo aceptará sin que se le de una "explicación" (relacionarlo con un comportamiento indebido) y puede llegar a rebelarse.Además, para que un caballo relacione una acción como correcta o inadecuada el premio o el castigo deberán dársele de forma inmediata.

  • Premios:
    • Golosinas: que no deberán ser dadas al caballo sin ton ni son, ya que acabaría por ser un vicio. Debemos reservarlas únicamente para agradecer una buena conducta y ofrecerlas sólo de forma esporádica.
    • Descansos: son el premio óptimo después de haber realizado un ejercicio que haya resultado duro o peligroso para el caballo.
    • Ofrecer seguridad y tranquilidad: para ello debemos mostrarnos firmes pero tranquilos, un domador que grita o que hace movimientos bruscos puede hacer desconfiar al caballo. De ahí a importancia de que utilicemos una voz tranquilizadora, teniendo en cuenta que este animal es enormemente sensible al ruido.
    • Imitación de comportamientos equinos: realizar movimientos que desarrollan estos animales cuando están en manada puede resultar enormemente gratificante para el caballo. Algunos de éstos son:
      • Pasar un brazo por encima del cuello: ya que imitamos el comportamiento de la yegua cuando protege a su cría y ofrecemos así una importante sensación de seguridad.
      • Rascar detrás de la oreja: imitamos los cuidados mútuos que se ofrecen los caballos.
      • Echar la respiración sobre el cuello o los ollares: otro cuidado mútuo entre estos animales.
      • Rascar.
    • Acariciar puntos sensibles: cada caballo posee unos puntos especiales en los que le gusta ser acariciado, deberemos buscarlos para utilizarlos como premio.
  • Castigos:
    • Gritos o voz fuerte: no debemos abusar de ellos ya que podríamos acostumbrar al caballo, de forma que sólo obedecerá ante ellos.
    • Lenguaje corporal: ponerse erguido, hacer gestos con los brazos.
    • Tirón sobre la nariz: debe ser breve pero firme.
    • Toques con la fusta o tralla: estos elementos deben utilizarse como ayuda, no para castigar al caballo ya que si les coge miedo huirá de ellas y no podrán utilizarse para dirigirlo. Para castigar con ellos daremos únicamente un toque breve y firme, pero nunca una paliza.
    • Imitar castigos que realizan los propios caballos:
      • Simular una coz, con un puntapié.
      • Imitar un mordisco, con un golpe con el codo.
Por último conviene que tenga en cuenta que no se puede domar a un caballo si no se hace de forma autoritaria, ya que está dentro de su naturaleza. Un castigo dado a tiempo evitará que pierda el control sobre el caballo; pero nunca este castigo deberá ser fuerte o causar daño al animal. Debemos evitar los castigos de carácter emocional cada castigo deberá ser diferente, ya que de otra forma el caballo lo esperará y podrá reaccionar antes de darnos tiempo de hacerlo efectivo.

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